sábado, 23 de marzo de 2013


GRACIAS POR EL RECUERDO 48

Por Toño Carrizosa

En la filmación de la película LOS TRES GARCÍA, hubo un sinfín de travesuras que se cometían unos a otros en complicidad con Sara García y fue creación de lo que ahora son mitos del cine nacional. Aunque se ha repetido hasta el cansancio que a Pedro le intimidaba trabajar al lado de la gran actriz del cine que era en ese momento Sara García, la verdad es una fábula que se corrió, así como el de que Pedro se sentía menos por tener de compañero a un actor de talla internacional como Víctor Manuel Mendoza. Todo eso era falso. Pedro tenía un gran respeto y admiración por su compañero a quien le apodaba “el ojitos” porque tenía unos ojos que resaltaban mucho por la gran cantidad de pestañas que tenía. Además, ya había filmado con él en otras producciones: CUANDO LLORAN LOS VALIENTES y CUANDO HABLA EL CORAZÓN.



A Sara García también le profesaba mucho respeto y admiración, y la conocía desde hacía tiempo. A ella los productores de otras de sus películas la trataron de convertir en La Abuelita del Cine Nacional desde que ella decidió hacer una cinta donde se necesitaba a una actriz de gran edad. Luego protagonizó una película titulada LA ABUELITA, pero el público no terminaba de aceptarla, hasta que llegó LOS TRES GARCIA.


En dicha cinta ella hace el papel de la abuela Luisa García, de los primos Luis Antonio, (Pedro), Luis Manuel (Víctor Manuel Mendoza) y José Luis (Abel Salazar) y es Pedro el más allegado de la abuela, de tal manera que eso desbordó en Pedro Infante un afecto especial por Sara, pues cuando Sara salía de viaje, Pedro iba a despedirla con mariachi y cuando ella llegaba, apenas apeaba del avión, ya estaba Pedro Infante gritando por su abuela y cantando con el mariachi que había llevado a recibirla.


Pues bien, hay una escena de los bastonazos, en donde la abuela les daba como correctivos a los nietos y era Pedro el que empezaba con las travesuras, pues cambiaba el bastón de madera balsa, por uno de verdad y obviamente, los golpes eran verdaderos y dolorosos. Sara se daba cuenta por el mismo peso del bastón y ella le daba continuidad a la broma, así cada bastonazo que repartía, dolía de verdad y los tres nietos tenían que salir huyendo de ella.


Entrevistado por un servidor para platicar de ésta película, Abel Salazar señaló que en esta cinta era como su tercera aparición y ya iba de estelar por lo que puso ciertas condiciones a Ismael Rodríguez por lo que para empezar, “el se quedaba con la chamaca”. Luego, debía de hacer un lucimiento especial en el cumpleaños de la abuela y para eso debían de ponerse de acuerdo Ismael y él para captar la atención de todos:
-Ya el rancherito cantaba su tema y se lucía; el poeta declamaba y se lucía y yo… no tenía que mostrar nada, así que le dije que iba a hacer una entrada espectacular y que debía tomar las reacciones de todos porque serían muy naturales. Me dijo don Abel Salazar.
-¿Y cuál fue su escena atractiva? Pregunté.
-¿Cómo, no ha visto la película? ¿Pues en qué planeta vive? (me regañó pero ni modo, con tal de que me señalara su información, me aguanté):
-Perdone, no recuerdo la escena, le dije.
-Pues… ¡ME TROPECE! Y la cámara tomó la reacción de todos y esas caras que hacen… son naturales y verdaderas, no actuadas. 

                                                                     


                                                   Arte y diseño Guillermo Márquez



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